El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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jueves, 7 de junio de 2012

El mundo de la vida

   En 1963 publica Hans Blumenberg el texto “Mundo de la vida y tecnificación bajo los aspectos de la fenomenología”. En él caracteriza como principal hallazgo de la fenomenología husserliana la idea de intencionalidad. La descripción que ofrece Blumenberg es modélica: el carácter intencional de la conciencia implica “el hecho de que nuestra conciencia sólo consiste en que algo se le haya dado, eso es lo que hace que ella sea, justamente, consciente de algo”. La conciencia no es que “tenga” objetos, sino que “tiende a” ellos, y esta intención pretende por su propia naturaleza llegar a ser plena. El problema es que en la vida cotidiana se interrumpe continuamente esa pretensión de alcanzar plenamente sus objetos, de modo que hemos de contentarnos “con fragmentos de intuición, con indicar y nombrar, con la fórmula y el signo”; pero en todo caso los fines, la intención última de la conciencia, ya están planteados, y con ellos el horizonte de una historia y de un mundo para la realización de sus prestaciones. Esta referencia de la intencionalidad al polo inagotable del objeto implicará que el trabajo de la fenomenología esté ligado a una constante advertencia sobre la infinitud de su tarea. Ahora bien, como no se le escapa a Blumenberg, “el páthos de la idea de infinidad encubre una contradicción: la exigencia de una evidencia absoluta y de una fundamentación y un análisis radical de la génesis de sentido se autodescalifica”. De hecho, la inconsecuencia es constante en la obra de Husserl, ya que un trabajo infinitamente postergado, y sin embargo radicalmente fundado, resulta a la postre contradictorio.
   Blumenberg se interesa por el “mundo de la vida” entendido como mundo de la cotidianidad, familiar y concreto. Se trata en este caso del mundo sobreentendido, el de la rutina, el de la existencia concreta. Es propio de este Lebenswelt, dice Blumenberg, una clara inconsciencia de sí, pues quien habita en este mundo de la vida no se pregunta por el mundo de la vida, de hecho es un lugar de refugio, para el que no existe la pregunta por el sentido. De esta manera, Blumenberg matiza el carácter de la conciencia intencional e indica el marco de una fenomenología no idealista, pues deja de perseguir la revelación  absoluta y se gira hacia el entorno cotidiano del medio-saber y la extrañeza.

Hans Blumenberg

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